El Tiempo Pascual: Explorando los símbolos y tradiciones de la Cuaresma y la Pascua

Una feligrés sostiene dos velas al celebrarse la ceremonia de la luz durante la Vigilia Pascual en la Parroquia de St. Peter the Apostle en Fort Worth el 16 de Abril de 2022. (NTC/Juan Guajardo)

¿Te has preguntado alguna vez el por qué de entras a la iglesia durante el tiempo de la Cuaresma y la Pascua ves que varias cosas son diferentes? Como, por ejemplo, las imágenes del altar están cubiertas con un manto púrpura; no se hace el canto del Aleluya ni del Gloria por varias semanas; y repentinamente, el color que predomina es el blanco. Todos éstos son símbolos y tradiciones esenciales durante este importante tiempo litúrgico de la Iglesia.

En este artículo el Diácono Humberto Serrano de la Parroquia de St. Thomas y el Diácono Sergio Vera de la Parroquia de St. Matthew nos explican el significado y la importancia de cada uno de estos símbolos y tradiciones.

“La Pascua, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CC #1168), “no es simplemente una fiesta entre otras: es la “Fiesta de las fiestas”, la “Solemnidad de las solemnidades”. Es la fiesta más importante de la Iglesia Católica en la que celebramos que Cristo ha vencido la muerte. La Pascua es tiempo de gozo, alegría y exultación porque Cristo ha resucitado”, comparte el Diácono Vera.

El Tiempo Pascual, que se inicia el Domingo de Resurrección, dura cincuenta días y concluye el Domingo de la Fiesta de Pentecostés. “Durante varias semanas el color que predomina es el blanco, que simboliza la nueva vida y la alegría en Cristo resucitado. Muchas iglesias se adornan de flores blancas simbolizando un nuevo día y despertar. Las flores simbolizan el renacer de una nueva primavera y el sol naciente, pues Cristo Resucitado es el Sol que nace de lo alto”, describe el Diácono Serrano. 

El Diácono Vera explica cómo esta celebración, de raíces judías, se transformó con la llegada, muerte y resurrección de Jesús. “En esta fiesta recordamos que en el Antiguo Testamento se mataba a un cordero macho y sin ningún hueso quebrantado. En el Nuevo Testamento, en la Pascua cristiana, Jesús es ese cordero libre de pecado y sin ningún hueso quebrantado. La Pascua judía iba acompañada de panes sin levadura; en la Pascua cristiana Jesús es el Pan de Vida, en quien no hay impureza alguna. En la Pascua judía los creyentes fueron salvados al pintar los dinteles de las puertas de sus casas con la sangre del cordero; en la Pascua cristiana somos salvados por el Cuerpo y la Sangre de Cristo”, añade el Diácono Vera.

El Diácono Serrano comenta que, durante la Vigilia Pascual, la cual tiene lugar la noche del Sábado de Gloria, la Iglesia vigila y celebra la Resurrección de Cristo. Se utilizan muchos símbolos, pero hay uno de ellos que se destaca: el Cirio Pascual. “El Cirio Pascual es una vela blanca de cera en la cual están grabadas las letras griegas Alfa y Omega, que significan que Dios es el principio y el fin. El Cirio Pascual lleva grabado también los numerales del año en curso. El fuego del Cirio Pascual es fuego que renueva la fe y representa la luz de Cristo resucitado y vencedor de las sombras y las tinieblas”, afirma el Diácono Vera. 

El Diácono Serrano, por su parte, añade que algo muy significativo que ocurre durante la Vigilia Pascual es cuando la iglesia está totalmente a oscuras y los fieles entran en procesión con sus velas y las encienden con el fuego del Cirio Pascual; lo que simboliza que, mediante nuestro bautismo, todos estamos llamados a ser la luz del mundo. 

Durante la Vigila Pascual se hacen varias lecturas del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento que relatan los hechos principales de la historia de la Salvación. Además, se vuelve a cantar el Aleluya y el Gloria para celebrar que Jesús ha resucitado. En esta importante celebración tiene lugar la Liturgia Bautismal y la Confirmación de los catecúmenos adultos. Los bautizados hacen la renovación de las promesas bautismales, según explica el Diácono Serrano. “Los bautismos se realizan con el fin de incorporar a Jesucristo en la vida de los bautizados. El agua simboliza la vida y es un medio de purificación”, expresa el Diácono Vera. “Además, durante la Vigilia Pascual se realiza la aspersión de agua bendita al pueblo de Dios, para recordarnos que somos agua viva”, añade el Diácono Serrano.

Otra tradición que se acostumbra a hacer en algunas parroquias es la veneración de la imagen de Cristo Resucitado, explica el Diácono Vera. El Diácono Serrano señala que es muy importante que cuando esto se realiza la gente sepa distinguir entre lo que significa adorar y lo que significa venerar. “Cuando nosotros adoramos algo o alguien lo vemos como si fuera Dios, es como ponerlo en el lugar de Dios. Cuando nosotros veneramos se trata de mostrar respeto y honor por algo o alguien. Nosotros adoramos solamente a Dios y veneramos a las imágenes y los Santos”, explica el Diácono Serrano.

Ambos diáconos afirman que la Fiesta de la Pascua es una fiesta de tal magnitud que un solo día no es suficiente para celebrarla. Esto da paso a lo que se conoce como la Octava de Pascua, que comprende los ocho días que siguen al Domingo de Resurrección. Durante estos ochos días de júbilo, que se consideran como un solo día, se canta de nuevo en las Misas el Aleluya y el Gloria, y se celebra el Domingo de Pascua, según explica el Diácono Serrano. El Diácono Vera añade que estos días son de pura alegría y no hay cabida para la tristeza, ya que Jesús ha resucitado y ésa es la razón y fundamento de nuestra fe. “Él ha vencido la muerte y eso nos abre a todos nosotros las puertas del cielo”, agrega el Diácono Serrano.

Nos preguntamos, ¿cuál es la mejor manera de prepararnos para vivir el tiempo de Pascua? “Los cuarenta días antes de la Pascua, que comienzan el Miércoles de Ceniza, es lo que conocemos como el tiempo de Cuaresma. Es un tiempo de penitencia y debe llevarnos a un cambio, una conversión, y a un acercamiento más íntimo a Jesús”, explica el Diácono Serrano. 

En el tiempo de Cuaresma vemos diferentes símbolos. Entre ellos, el color púrpura que simboliza la penitencia y el luto, y las imágenes se cubren con mantos del mismo color. Durante este tiempo se omite el canto del Aleluya y el Gloria. En las iglesias las flores se sustituyen por piedras, lo que simboliza que nosotros seguimos el camino de Jesús en el desierto. Serrano agrega que lo más importante de la Cuaresma no es sólo dejar o abstenerse de un mal hábito únicamente por los cuarenta días que dura, sino tener como meta dejar ese mal hábito por completo para poder así acercarnos más a Jesús y tener una mejor relación con Él. 

El Diácono Vera destaca que la Cuaresma nos debe de acercar más a Jesús porque nos recuerda su sacrificio por toda la humanidad. 

La Pascua nos debe llevar a un gozo profundo porque Jesús ha resucitado y, por consiguiente, nos trae la salvación. Él nos trae una nueva vida. “Si nosotros no vivimos la Cuaresma correctamente y no logramos un cambio, será muy difícil vivir una buena Pascua”.

“Tener conocimiento de estos símbolos y tradiciones es de suma importancia, ya que nuestra fe se hace realidad a través de lo que vemos, oímos y vivimos. Cuando sabemos el significado de lo que vemos, le damos la importancia que se merece y nos lleva a interiorizar el tiempo litúrgico que estamos viviendo”, concluye el Diácono Vera.