Esperanza y alegría
He formado parte de la facultad en el Seminario de San José en Luisiana por varios meses y ha sido inspirador el ver a tantos hombres enamorados de Jesucristo y Su Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia.
Uno puede pensar, con todos los titulares negativos y feos sobre la Iglesia, que los seminarios serian lugares sin esperanza y alegría, pero, por el contrario, lo que yo veo aquí son hombres que han encontrado a Jesus Resucitado y están llenos de una esperanza y alegría sobrenaturales.
Una razón por la que estos seminaristas están llenos de alegría y esperanza es por su encuentro diario con el Señor Resucitado en la Santa Eucaristía. Jesucristo dice: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). En ninguna parte esto es más cierto que en la Santa Eucaristía, el Cuerpo, Sangre, Alma, y Divinidad de Jesucristo, Nuestro Salvador. Los seminaristas tienen la oportunidad de comer Su Cuerpo y beber Su Sangre en la Santa Misa todos los días. También tienen la oportunidad de encontrarse con el Señor Resucitado en la Adoración Eucarística diaria, así como en procesiones y vigilias Eucarísticas.
Otra razón por la cual los seminaristas están llenos de esperanza y alegría es porque están recibiendo una enseñanza católica clara y auténtica, doctrinas trasmitidas desde los Apóstoles. San Pablo dice: “Así que, hermanos, manténganse firmes y conserven las doctrinas que les fueron enseñadas, ya sea de palabra o por carta nuestra” (2 Tesalonicenses 2:15). Los seminaristas están haciendo precisamente eso mientras aprenden la enseñanza de la Iglesia, inspirando un crecimiento en su fe en Cristo, permitiendo que la palabra de Cristo viva abundamente en ellos.
Frecuentemente oímos a los seminaristas decir: “¡Guau! ¡Nunca supe esto sobre la Fe! ¿Por qué no lo sabe más gente?” Aprender las enseñanzas de la Iglesia los inspira a querer compartir lo que han aprendido con sus familias, amigos y las personas de su diócesis, a quienes algún día servirán.
Además, los seminaristas tienen esperanza y alegría aquí porque encuentran a Dios en los pobres. “El Rey les responderá: ‘En verdad le digo que, lo que hicieron con el más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hicieron’” (Mateo 25:40). Cada uno de ellos tiene una asignación pastoral donde sirven a los pobres, a los ancianos y a los necesitados en el área local.
A los seminaristas también les gusta ofrecer su tiempo como voluntarios en varias organizaciones caritativas. Por ejemplo, llevamos a un grupo a la Iglesia Católica San Gabriel Arcángel en Nueva Orleans y preparamos más de 40,000 comidas con Cross International. Esta fue una manera muy poderosa de encontrar al Señor por medio del servicio a los pobres, ¡y los seminaristas disfrutaron tremendamente de esta experiencia!
Y los seminaristas tienen esperanza y alegría por que están encontrando al Señor en sus hermanos. “Porque donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).
Hay una fuerte hermandad aquí debido a su misión compartida de servir a Jesucristo, y de crecer en virtud y caridad. Estos lazos, estas relaciones, les ayudan a experimentar la amistad de Jesucristo, animándolos en los tiempos difíciles.
Entonces, el mundo puede pintar a la Iglesia con una luz deprimente, pero la realidad es justamente lo contrario, especialmente en el seminario. “La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la han vencido” (Juan 1:5). A medida que los seminaristas siguen las inspiraciones del Espíritu Santo, están llenos de una alegría sobrenatural, pues la alegría es fruto del Espíritu Santo. Hay una alegría y esperanza sobrenaturales en los seminaristas del Seminario de San José.
¡Nuestros seminaristas de Fort Worth están agradecidos por todo su apoyo! Están rezando por ustedes todos los días. Continúen rezando por ellos y oren para que más jóvenes de la Diócesis de Fort Worth vengan al seminario y experimenten la esperanza y alegría de Dios desea para ellos.
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