Guiados por el Rosario
Editor's Note: This article has been corrected to reflect that Claudia Azúa is a parishioner of the Our Lady of Lourdes Parish in Mineral Wells and Marina Ortiz González is of the St. Matthew Parish in Arlington.
Señor, quítame todo, menos la fe”, ésta es la oración que reza Brissa Gómez de la Parroquia de St. Stephen de Weatherford en tiempos difíciles. La fe en Jesús y en la Virgen de Guadalupe es, sin lugar a duda, lo más importante en su vida.
Claudia Azúa de la Parroquia de Our Lady of Lourdes de Mineral Wells y Marina Ortiz González de la Parroquia de St. Matthew de Arlington se sienten de la misma manera.
Estas tres mujeres no sólo comparten una profunda fe en Jesús y una gran devoción a la Virgen de Guadalupe, sino también que están a cargo del ministerio de Guadalupanas en sus respectivas parroquias. En este artículo, ellas nos cuentan cómo este ministerio es una rica fuente de fe, servicio y de crear comunidad.
La fundación y misión del ministerio de Guadalupanas
El propósito del ministerio de Guadalupanas es dar a conocer a la Virgen María por medio del Rosario.
Ortiz González, coordinadora de las Guadalupanas en la Parroquia de St. Matthew, afirma que: “El Rosario es el arma más poderosa que tenemos, ya que María, por medio del Rosario, nos lleva a su Hijo”.
¿Cómo comenzó este ministerio?
“Todo empezó con un grupo de seis mujeres que querían servir a los demás y fundaron el grupo de La Sociedad de Guadalupe de Nuestra Señora de Lourdes, mejor conocido como las Guadalupanas. La primera Misa se celebró el 12 de diciembre de 1960 y hubo una gran acogida de parte de la comunidad”, comparte Azúa, que es la presidenta de este ministerio en la Parroquia de Our Lady of Lourdes.
Por su parte, Gómez apunta que fue una hermana carmelita la que comenzó este ministerio en su parroquia: “Antes de partir hacia otro lugar, me pidió personalmente que no dejara de rezar el Rosario y que no abandonara este ministerio. A pesar de que le dije que no sabía cómo hacerlo, ella insistió, y pues, aquí seguimos”.
Si bien, estos lugares se encuentran muy lejos uno del otro y se trata de épocas diferentes, tanto el grupo de seis mujeres como la insistencia de la hermana carmelita dieron comienzo a un hermoso ministerio de entrega, servicio a los demás y enseñanza del Santo Rosario a sus comunidades.
Más allá de la celebración del 12 de diciembre
Se suele pensar que el ministerio de Guadalupanas se reúne únicamente para planificar la celebración de la Virgen de Guadalupe del 12 de diciembre. Sin embargo, este ministerio se ocupa también de otras actividades para atender otras necesidades en la parroquia.
Ortiz González nos explica que “Se hacen diferentes actividades durante todo el año. Cada primer sábado del mes rezamos el Rosario para encomendar las necesidades de nuestra parroquia y las necesidades de los sacerdotes, los obispos y el Papa. Además, rezamos todos los viernes el Rosario para pedir especialmente por las necesidades de nuestro ministerio. Durante el mes de mayo rezamos el Rosario e invitamos a los niños a que traigan flores a la Virgen. Ayudamos también a decorar la parroquia para las diferentes celebraciones que tiene y estamos siempre dispuestas a servir en lo que se necesite”.
Azúa añade que “aparte de rezar el Rosario todos los meses, ayudamos a las familias necesitadas, tenemos un fondo de becas para ayudar a los estudiantes y nuestro mayor aporte es que rezamos y preparamos comida cuando hay entierros”.
En Weatherford, se lleva rezando el Rosario todos los meses por los últimos treinta años. Se invita a toda la comunidad, especialmente a los jóvenes y niños, para que se unan al rezo del rosario y se les enseña la importancia de esta oración.
Un ministerio que transforma vidas
Este ministerio no sólo beneficia a las comunidades parroquiales, sino también de manera especial ayuda personalmente a sus miembros. Azúa, Gómez y Ortiz González destacan cómo este ministerio les ha ayudado a profundizar más en su fe, les ha enseñado a cómo rezar el Rosario y, por ende, ha fortalecido su vida de oración. Les ha ayudado también a crecer en su entrega al prójimo y a formar una gran comunidad dentro del ministerio.
Azúa cuenta que, a través de los años, desde que comenzó con ese primer grupo de mujeres que fundaron el ministerio de su parroquia, más mujeres se han ido uniendo al grupo porque lo ven como una oportunidad para mostrar su agradecimiento a la Iglesia, crecer en su vida de oración y formar una comunidad de apoyo mutuo. Una gran muestra de este sentido de comunidad que se vive es que el ministerio sigue creciendo y hoy día hijas, nietas, y sobrinas del primer grupo de mujeres son también parte de este ministerio.
“Somos una gran familia”, afirmó Azúa. “Nos apoyamos las unas a las otras y, aunque haya tiempos difíciles, sabemos que estamos aquí por y para el Señor y, cuando se tiene eso claro, no hay dificultad que no se pueda superar”.
Según se acerca la celebración de Nuestra Señora de Guadalupe del 12 de diciembre, este ministerio trabaja arduamente para que este día sea uno muy especial.
A través de las peregrinaciones, la “Misa de Gallo”, el canto de las mañanitas, las danzas de matachines, las novenas y la representación de las apariciones, las coordinadoras del ministerio de Guadalupanas de las diferentes parroquias invitan a todos a celebrar este día con mucha fe, devoción y alegría. Consideran que es una oportunidad para agradecer a la Virgen todas las bendiciones que el Señor nos otorga a través de su intercesión.
Las Guadalupanas extienden también una invitación a todas las personas que deseen unirse a este ministerio para servir y aprender más sobre la Virgen y el Rosario.
Gómez afirma que “Yo no sabía cómo rezar el Rosario y cuando aprendí, sentí una profunda paz que no puedo describir”. Ortiz González agrega que “Dios nos regala mucho y tenemos que ser generosos con Él”.
“Todos tenemos la oportunidad de aprender y de ponernos al servicio de los demás. Hay que aprovechar dicha oportunidad”, concluye Azúa.
El ministerio de Guadalupanas, cuyos pilares son la fe, el servicio y crear un sentido de comunidad es un elemento importante de la vida de la Iglesia y de la comunidad parroquial que promueve la devoción a la Virgen de Guadalupe y el rezo del Rosario.