Llamado por Dios

North Texas Catholic
(15 de septiembre de 2022) Noticias-Locales

Padre Ariel Sánchez, CORC, en la Parroquia de San Mateo. (NTC/Ben Torres)

Cuando tenía apenas diez años sintió el llamado de Dios al sacerdocio. Desde entonces, el que es actualmente Padre Ariel Sánchez, CORC, comenzó a ahorrar junto a su madre “vendiendo leche de vaca” para poder entrar al seminario. Pese a que pasaron muchos años antes de lograrlo, hoy se encuentra a unos días de celebrar sus 25 años de sacerdocio y es el párroco de San Mateo de Arlington. 

El Padre Sánchez asegura que “Dios nunca me dejó” y que sólo le embarga “un profundo agradecimiento a Dios” por los 25 años de una vida sacerdotal llena de bendiciones.

El Padre Ariel nació en Jalpan de Serra, Querétaro, que es “una de las misiones que fueron fundadas por el fraile franciscano San Junípero Serra”. El sacerdote remarca y resalta la profunda fe y servicio de su madre, Doña María Dolores, que, según él, inspiró su vocación. Cuenta cómo él la acompañaba a dar catecismo, a pesar de que ella no sabía leer ni escribir. “Ella tenía una memoria brillante y una gran vocación de servicio”, añadió.

La escasez de recursos económicos, su padre enfermo y que vivía preocupado por proveer para sus cuatro hermanos, le impidieron al Padre Sánchez asistir a la escuela. Aún más, le impedía realizar su anhelo de “irse al seminario”, que se había acrecentado tras ver la fotografía de su tío materno recién ordenado como sacerdote. 

El Padre Sánchez concluyó la primaria abierta a los 16 años y más tarde, ingresó al seminario de los Misioneros de Cristo Redentor, pero decidió dejarlo, pues creía que tal vez el sacerdocio no era su vocación. “No obstante, Dios nunca me dejó de Su mano”, aseveró. El llamado de Dios lo siguió. Se puso a trabajar en el campo y un día el párroco de su parroquia en Carolina del Norte, a donde migró tras dejar el seminario, le pidió su ayuda para dar clases de Biblia y apoyar en el ministerio hispano “que apenas comenzaba”. 

Durante unas vacaciones a México visitó a su tío sacerdote, que para entonces era el director Espiritual del Seminario de la Confraternidad Sacerdotal de Operarios del Reino de Cristo, lo que resultó en su entrada al seminario, logrando así su gran anhelo el 26 de septiembre de 1997, día en que recibió el Orden Sagrado en la Catedral de Querétaro. 

“Fue una gran emoción. Le pedía a Dios que permitiera que mis padres me vieran ordenado sacerdote y me lo concedió,” compartió. Su padre falleció dos años después de su ordenación y su madre, cinco años más tarde. 

El P. Ariel Sánchez prepara el incienso para bendecir la imagen de San Mateo durante una procesión eucarística en septiembre de 2021 en San Mateo en Arlington. (NTC/Ben Torres)

Estar en la Diócesis de Fort Worth como miembro de la Confraternidad es para el Padre Sánchez “cumplir uno de los carismas de nuestro fundador: ir a las diócesis que más lo necesitan y en las que somos solicitados. Estamos llamados al servicio. Aquí estamos con gusto y al cien por ciento, sirviéndole a la Iglesia como Confraternidad,” aseveró. Dijo además que su mayor satisfacción es “ser instrumento de Dios para nuestros hermanos a través de la entrega constante”. 

La Confraternidad Sacerdotal Operarios del Reino de Cristo fue fundada en el 1962 en México por el Padre Enrique Amezcua Medina. La Confraternidad ha servido en la Diócesis de Fort Worth desde hace ocho años. Hay actualmente un total de seis sacerdotes pertenecientes a la Confraternidad que sirven en la Diócesis.   

“Estos 25 años de servicio a Dios significan para mí la coronación de un esfuerzo común: el de mis padres, mi familia, la Confraternidad y yo, porque no fue un camino fácil llegar al sacerdocio”, dijo el Padre Ariel Sánchez, que es un fiel devoto de la Santísima Virgen María, del Sagrado Corazón de Jesús y de las Benditas Ánimas del Purgatorio. 

Celebrar los 25 años de sacerdocio junto a la comunidad de San Mateo, “que es una comunidad activa, será una gran alegría”. “Me da mucha alegría y siento gran orgullo al ver llegar a familias completas que buscan a Dios” apuntó el Padre Ariel, quien desde su ordenación ha servido en California, Puerto Rico y fue además formador del Seminario de la Confraternidad Sacerdotal Operarios del Reino de Cristo en Querétaro por dos años. Desde hace cinco años, sirve en la Diócesis de Fort Worth, primero como Vicario, y desde hace un año, como párroco de San Mateo. 

Diana Castruita, la administradora de la Parroquia de San Mateo, resalta la cercanía del Padre Ariel a toda la comunidad parroquial y menciona que siempre los invita a todos a trabajar en conjunto. “El Padre Ariel nos dice en las juntas pastorales que ‘tenemos que motivar a nuestros miembros, que ésta es nuestra parroquia y que tenemos que cuidarla,’” apuntó Castruita. El Padre Ariel “motivó a todos los grupos a recaudar fondos para lograr arreglar nuestra cocina”, agregó. Señala además que también se arreglaron las salas de catecismo, que requerían inmediata atención. 

“El Padre Ariel hace mucho por la parroquia, trabajamos juntos y en armonía. Transmite una gran paz y se siente la presencia de Dios en él. Cuando un párroco te abre el corazón, todos vamos a estar dispuestos a ayudar”, dijo Maru Franco, feligrés de San Mateo por 32 años. “Nos sentimos muy amados por él y nos hace sentir que somos únicos”, aseveró, y agregó que con su disponibilidad, trabajo silencioso y gran paciencia “nos deja saber que está siempre con nosotros”. 

 

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