Nuestra Señora de la Vida

Por OSV News
North Texas Catholic
(27 de febrero de 2023) Fe-Y-Catequesis

Santa Maria della Quercia, Nuestra Señora del roble.

Cuando pensamos en el santuario durante la Cuaresma, recordamos un entorno deliberadamente austero y estéril: se quita la ornamentación y se remueven o se cubren las estatuas en algunas parroquias. No se colocan flores en el altar y el santuario está desprovisto de cualquier color, excepto el púrpura penitencial.

Las únicas plantas permitidas durante esta temporada de la iglesia son las verdes, como la hiedra y los helechos, y plantas secas, como el pasto, y las llamadas “immortelles”, las plantas perennes, un grupo de plantas que mantienen su belleza después de la “muerte”. De las plantas que se pueden usar durante la Cuaresma, la hiedra, es decir la vid, se conecta de manera particular con el significado de este tiempo litúrgico: nos recuerda que debemos aferrarnos a Dios. Simboliza la fidelidad del amor, el triunfo y la esperanza.

La Santísima Virgen María mostró siempre estos sentimientos a través de su firmeza al cooperar fielmente con el plan de Dios.

Hay una leyenda del siglo XV que nos relata sobre la fidelidad de un caballero a Nuestra Madre Santísima y cómo Nuestra Señora de la Vid lo protegió. Cuenta la leyenda que este caballero cristiano de Viterbo, Italia, estaba solo e indefenso cuando sus enemigos lo asaltaron. Había oído de los milagros asociados con una pintura de Nuestra Señora que estaba adherida a un árbol por la hiedra en un bosque cercano, por lo que huyó y acudió a la imagen de María en busca de su protección. El caballero contó luego que rodeó con sus brazos el tronco del árbol y se aferró con la esperanza de que Ella lo iba a ocultar de sus perseguidores. La gloriosa María le concedió que permaneciera oculto entre los tallos de la vid.

Ésa no fue la única historia atribuida a esta pintura de María del que data del 1417. El gran azulejo pintado con la imagen de Nuestra Santísima Madre sosteniendo a su divino Hijo en sus brazos fue encargado por Mastro Baptist Magnano Luzzante y fue adherido a un roble en su propiedad cerca de un camino traicionero. Se esperaba que Nuestra Señora protegiera a la gente del pueblo cuando viajaran por esas tierras. La vid siguió creciendo al pasar de los años y formó un tabernáculo natural, pues sus zarcillos empujaron la hiedra hacia arriba y alrededor del poderoso roble.

Cuenta la historia que, a medida que pasaron los años, el azulejo pintado con la imagen de María se lo llevaron en tres ocasiones para guardarlo en un lugar más seguro. Sin embargo, cada vez el azulejo con la pintura de María Madre volvía a encontrarse milagrosamente de nuevo en el árbol a la mañana siguiente.

En el 1467 la peste llegó a la región. Se registró que unas 30,000 personas huyeron hacia la imagen de la Santísima Madre y se arrodillaron bajo el roble mientras oraban que ella los liberara de la enfermedad. A los pocos días la plaga cesó milagrosamente y la gente del pueblo, encabezada por su Obispo, volvió al roble para mostrar su agradecimiento por la intercesión de Nuestra Señora.

Leemos acerca de “aferrarse como la vid” en el Libro del Eclesiástio (Sirácida): “Yo, como una vid, hice germinar la gracia, y mis flores son un fruto de gloria y de riqueza” (Si 24,17). Aquí, la acción de aferrarse está relacionada con la búsqueda de la sabiduría y la promesa de cimentarse en el Espíritu Santo. En los textos antiguos, según notas de la Nueva Biblia Católica, Edición Revisada, el texto continúa, “No dejen de buscar su fuerza en el Señor; permanezcan unidos a él, para que Él los fortalezca” (Si 24,23).

La hiedra es una planta que se fija a casi cualquier estructura. Por esta tendencia a buscar y aferrarse firmemente a algo, la hiedra es un símbolo de esperanza y fidelidad en el amor. Una hiedra siempre busca ser sostenida.

¡Qué hermoso recordatorio mientras viajamos a través de la Cuaresma! Qué, como María (al igual que San José y todos los santos), nos aferremos a Dios con constancia y esperanza.

Al encontrar los puntos de apoyo de la fe, extendiendo los zarcillos de la esperanza como una vid contra una pared, anclados y seguros en la presencia de la oposición, nuestras vidas florecen con gracia. Entremos en una Cuaresma fructífera buscando todo el apoyo espiritual que necesitamos.

 

Margaret Rose Realy es una oblata benedictina y autora de A Garden Catechism: 100 Plants in Christian Tradition and How to Grow Them (El Catecismo del jardín: 100 plantas en la tradición cristiana y cómo cultivarlas). OSV, 2022.

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