Un ejercicio de escucha
Ricardo Romero llegó muy entusiasmado el 7 de mayo a la reunión Presinodal Diocesana en la Catedral de San Patricio para representar a su parroquia y deseoso de conocer el resultado de las112 sesiones de escucha celebradas en la Diócesis durante la primavera como antesala de la asamblea de los obispos que se celebrará en el 2023 en la ciudad de Roma y que ha sido denominada el Sínodo sobre la Sinodalidad.
Los hallazgos de esta primera fase del proceso sinodal brindan a los obispos los comentarios y opiniones de un sector diverso de católicos que comprende a los feligreses y los sacerdotes en un espíritu de colaboración y apertura. El Sínodo, que fue anunciado por el Papa Francisco en octubre del 2021, invita a los católicos de todo el mundo a participar, ya que la Iglesia espera aprender qué procesos pueden ayudarla a la vivencia de la comunión, lograr una mayor participación de los fieles y abrirse a la misión.
“Estoy emocionado de contribuir de alguna forma”, dijo Romero, que es ministro de la Eucaristía de la Parroquia de San Francisco de Asís de Grapevine. “Espero que lo que hagamos aquí ayude al Santo Padre a comprender las necesidades actuales que tenemos y lo que la Iglesia ‘puede hacer en el futuro’”.
Romero fue uno de los 130 delegados de las comunidades de fe de la Diócesis que escucharon atentamente los comentarios de las discusiones parroquiales y que luego participaron en grupos pequeños para discernir juntos sobre las realidades emergentes de la fe y cómo el Espíritu Santo está invitando a la Iglesia a avanzar.
Ricardo se sentó en una mesa de voluntarios hispanohablantes y colaboró para brindar una perspectiva latina a la conversación sinodal.
“Queremos tener más ministerios y eventos que apoyen a la comunidad hispana para que se sientan parte de la Iglesia”, agregó.
Luego de celebrar una Misa, el Reverendísimo Obispo Michael Olson dio la bienvenida a los delegados en la reunión Presinodal Diocesana y expresó que estaba muy agradecido de que el proceso enfatizará la escucha.
“Tenemos que decir la verdad y tenemos que hablarla con amabilidad, paciencia y claridad”, señaló. “Vociferar no es la forma que nos hará avanzar y ciertamente no es lo que el Señor nos pide”.
El Obispo Olson es testigo de cómo la Iglesia local sigue creciendo y se evangeliza mientras viaja por toda la Diócesis para administrar el Sacramento de la Confirmación.
“Veo que la Iglesia se unifica mediante los dones que imparte el Espíritu Santo, y en esa unidad puedo ver la diversidad del pueblo de Dios”, agregó. “Debido a la diversidad entre nosotros, podemos escuchar a las personas y compartir el Evangelio con mayor claridad”.
La información que se obtenga de la reunión diocesana es muy esencial para la misión de la Iglesia universal, así como para la Diócesis de Fort Worth, enfatizó el Obispo Olson.
“Al tener una mayor conciencia de la presencia de Cristo entre nosotros, como vasijas de barro podremos cumplir el ministerio que Él nos ha encomendado a todos nosotros, Su Iglesia”, aseguró el Obispo a los delegados.
Se va a redactar un documento sintetizado de 10 páginas a partir de la reunión Presinodal, que reflejará la diversidad de puntos de vista y opiniones en la Diócesis. Tal documento se presentará a la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Esto concluye la fase diocesana del proceso sinodal que fue coordinado por el Padre Jonathan Wallis, Vicario General, y Paola Quintero-Araújo, Directora del Instituto San Junípero Serra.
“Nuestra tarea hoy es asegurarnos de que los principales temas que el Espíritu Santo suscitara en nosotros durante las sesiones de escucha lleguen al documento final”, dijo el Padre Wallis, al explicar el objetivo de la reunión. “Estamos buscando los puntos que tenemos en común para asegurarnos de que se escuchen los asuntos importantes y que la Diócesis esté bien representada en nuestro documento”.
Las 3,311 personas que asistieron a las sesiones de escucha en los 28 condados de la Diócesis procedían de las parroquias rurales y urbanas, cuatro grupos ministeriales universitarios, la comunidad sorda y algunos residentes jubilados de St. Francis Village. Se recibieron también 41 respuestas a través de una encuesta realizada entre los feligreses que no pudieron asistir a ninguna de las sesiones de escucha. Es importante resaltar que una amplia gama de personas de diferentes edades estuvo representada en este proceso.
“Ésta es nuestra oportunidad de obtener una vista panorámica de toda la Diócesis y de los grandes dones y riquezas que el Espíritu Santo nos ha dado”, añadió el Padre Wallis.
Uno de los temas predominantes que surgieron del proceso consultivo diocesano fue la necesidad que existe de que las personas se sientan conectadas con la Iglesia y entre sí. “Creo que hay un anhelo real y común de que las personas que se alejaron de la parroquia debido al COVID regresen a la parroquia”, observó el Vicario General. “Se extraña su presencia”.
Después de recordar a la audiencia que el tema del Sínodo sobre la Sinodalidad es la comunión, la participación y la misión, Quintero-Araújo explicó por qué cada sesión de escucha en la Diócesis comenzó con una Misa o Adoración al Santísimo Sacramento.
“Bajo la dirección del Obispo, queríamos que fuera un proceso espiritual”, afirmó Quintero-Araújo. “Tenemos que escuchar primero y ante todo a Dios para ver lo que nos está diciendo. Sólo así podemos estar abiertos a escuchar la misma voz en nuestros hermanos y hermanas”.
La mayoría de las personas que participaron en las sesiones de escucha eran de origen caucásico o hispanos, además de una gran representación proveniente de las comunidades asiática y afroamericana. Se contó con la participación de algunos habitantes de las islas del Pacífico, Alaska y nativos americanos. La mayoría de los participantes estaban involucrados en los ministerios, grupos o liderazgo de las parroquias.
“Las estadísticas reflejaron la realidad demográfica de la Diócesis”, explicó Quintero-Araújo, señalando que los organizadores agruparon las respuestas de las sesiones parroquiales de escucha en tres categorías: espiritual, servicio y compañerismo.
“En primer lugar, la gente siente que la forma en que caminamos y viajamos juntos en nuestra Diócesis es a través de la Eucaristía”, dijo Paola a la audiencia. “Es el sacramento de la unidad en torno al cual se reúnen todas las razas, culturas, lenguas y edades”.
Antes de comenzar las discusiones en grupos pequeños, Quintero-Araújo pidió a los delegados que se concentraran en los pasos y caminos que el Espíritu Santo le pide a la Iglesia que tome.
Nanya Young viajó dos horas desde De Leon, Texas, para compartir las experiencias de su parroquia rural con el proceso sinodal.
“Tengo curiosidad de ver cómo otras personas interpretan lo que hablamos en las sesiones de escucha”, dijo la feligrés de Nuestra Señora de Guadalupe. “En mi parroquia discutimos formas en que nuestra parroquia podría crecer, servir a más personas y convertirnos en mejores discípulos”.
Cómo mantener a las generaciones más jóvenes interesadas en la fe y en la Iglesia es una preocupación que espera se aborde en el Sínodo.
“Los padres no están inculcando la religión en la vida de sus hijos como solían hacerlo”, afirmó. “Tenemos que hacer un esfuerzo por mantener a nuestra juventud en la Iglesia”.
Después de participar en la sesión de escucha de su parroquia, Pedro Moreno espera que el proceso sinodal inspire en todos nosotros un nuevo despertar de la fe.
“La gente tiene hambre de formación y de la oportunidad de estar juntos. El Espíritu Santo nos está diciendo que saciemos esa hambre con Jesucristo”, dijo el feligrés de Nuestra Señora de Guadalupe de Fort Worth. “Cuando estudias la fe, encuentras a Jesús. Cuando sales a hacer misión, compartes a Jesús. La Iglesia es la presencia de Jesús en el mundo”.