Diácono Rigoberto Leyva nombrado como Director de la oficina del Ministerio Hispano
Con “alegría y humildad” el Diácono Rigoberto Leyva, 49, emprende una nueva etapa en su servicio a la Iglesia al ser nombrado a principios de septiembre como el nuevo Director del Ministerio Hispano de la Diócesis de Fort Worth.
Reconoce que tiene ante sí mismo un gran desafío, pues “hay mucho que hacer en la comunidad”. El Diácono Leyva toma este nuevo nombramiento “lleno de entusiasmo y con gran humildad de que nuestro Obispo Olson haya pensado en este servidor”, aseveró.
Lo mueve su deseo de servir. Su anhelo es seguir creciendo continuamente en la fe. A más de una década de su ordenación como diácono permanente, el Diácono Rigoberto Leyva cree que cada oportunidad de servicio “es una bendición”. El recién nombrado Director del Ministerio Hispano asegura que “la oportunidad que se presenta es enorme. Es para mí una gran oportunidad para servir al pueblo, que es precisamente la razón por la que me ordené como diácono: para servir a la Iglesia y al pueblo de Dios”.
El Ministerio Hispano fue establecido hace más de quince años en la Diócesis con el fin de unificar a la comunidad hispana dentro de cada una de las parroquias que integran la Diócesis de Fort Worth. Su misión es ser guía y puente de comunicación entre la feligresía hispana y la Oficina del Obispo.
La cercanía con el pueblo de Dios en la Diócesis de Fort Worth es lo que más motiva al Diácono Leyva al asumir este nuevo cargo, pues “la comunidad hispana necesita estar representada. Es importante que haya una representación del ministerio hispano en la oficina diocesana, y que su representante salga a tener esas vivencias con la comunidad para llevar el mensaje del Obispo. Y que, a su vez, ese representante le comunique al Obispo, o al Canciller de la Diócesis, todas las experiencias, aprendizajes, necesidades y alegrías que hay en la comunidad hispana y así lograr unidad”, apuntó.
“Nuestra comunidad hispana es muy grande y valiosa, por lo tanto, debe estar bien representada. Debe tener una voz, pero también alguien que la escuche y la guíe. Por mi parte, el hecho de que el Obispo me haya confiado este ministerio para ser la voz de nuestra Diócesis ante la comunidad hispana es una bendición y una gran oportunidad que acepto con gran humildad, y espero entusiasmado poder servirle al pueblo de Dios. Me gusta estar entre la gente, con el pueblo. Por eso, este puente me abre las puertas para ejercer mi diaconado al cien por ciento, con más fuerza”, añadió. En el poco tiempo que lleva como Director del Ministerio Hispano ha procurado conocer personalmente a los diferentes grupos diocesanos, tales como los Cursillos, la Pastoral Juvenil, los Talleres de Oración y Vida, y Kairos, entre otros, para “ver cómo puedo asistirles desde el punto de vista diocesano en sus diferentes actividades”.
El Diácono Leyva trabajó en la Oficina del Diaconado Permanente de la Diócesis por los últimos cinco años. No obstante, comentó que tiene mucho que aprender y resaltó “el gran trabajo” que realizara su antecesor, Joel Rodríguez, como Director del Ministerio Hispano.
Leyva señala que una de sus metas como director de este ministerio es unificar las diferentes culturas hispanas existentes en nuestra diócesis “bajo una sola enseñanza y bajo una sola catequesis”.
El Diácono Leyva es también inmigrante y, en su momento, la sed de adquirir una fe más profunda fue precisamente lo que lo llevó al orden del diaconado permanente. El poder servir actualmente como Director del Ministerio Hispano lo motiva a ser espejo para quienes buscan el cobijo de la Iglesia.
Leyva, que es originario de Chihuahua, México, llegó al Norte de Texas de joven y señala que, aunque fue bautizado en la Iglesia Católica, no practicó su fe por muchos años. Eso cambió al conocer a quien se convertiría más tarde en su esposa, María Edith Leyva. Cerca de cumplir ya 30 años de casados disfrutan de sus 3 hijos y 3 nietos.
Sus planes originales eran crecer en la fe católica, y ser un buen esposo y padre. Sin embargo, Dios le tenía trazado un sendero más amplio: el diaconado permanente.
Comenzó a contemplar su vocación al diaconado en la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes de Mineral Wells, la que considera como su “cuna en la fe”.
“Gracias a Dios, mi esposa y mis hijos vieron siempre ese deseo de servir en mí y ese deseo de seguir educándome en la fe. Ellos mismos me ayudaron a encontrar ese balance tanto en mi vida secular como padre, como trabajador doméstico y como trabajador laboral, y como servidor en la Iglesia”, Leyva aseveró.
Por eso, “es un momento de humildad”, reafirma el Diácono Rigoberto. “Yo soy testigo real de que los planos del ser humano no son los planes de Dios. A quien confía y se pone en Sus manos, Dios se encarga de él y lo lleva a donde Él quiere. Llegué a un país extranjero como indocumentado, estuve buscando la fe, la encontré aquí, me formé aquí y ahora el Señor me llama a este gran puesto para continuar sirviendo”.
La mayoría de los diáconos tienen un trabajo secular, “lo que nos lleva a tener un pie en lo sagrado y el otro pie en el mundo”, dijo recordando que los primeros cinco años de diácono sirvió en la parroquia a la que fue asignado, Nuestra Señora de Lourdes, mientras mantuvo su trabajo de chófer de camiones de carga en el que trabajaba de 6 a.m. a 5 p.m.
Además de servir como Director del Ministerio Hispano, el Diácono Leyva continuará en la Iglesia de San Pedro Apostól de White Settlement, donde lleva sirviendo desde hace tres años.
El Diácono Leyva ha buscado constantemente educarse más para servir mejor. Primero, obtuvo en el 2013 su certificado de estudios de preparatoria (GED, por siglas en inglés). Luego, se graduó de Tarrant County College en el 2019 con un grado asociado en artes; y actualmente cursa estudios en línea para obtener la licenciatura en estudios teológicos en el Colegio San José.
“Estoy muy agradecido del Obispo por la oportunidad que me da de llevar el Ministerio Hispano al siguiente nivel”. El Diácono Leyva reitera su propósito de trabajar para unir a la comunidad hispana y de catequizar al pueblo, y “de llevar el mensaje de nuestro Obispo a todos los rincones de nuestra Diócesis”.
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