El camino de los Santos Reyes
El Día de Reyes fue siempre una festividad importante para Wanda Ortiz y su familia.
“Fue algo muy importante porque mi mamá, María Dolores, nació el 6 de enero, día de la Fiesta de los Reyes Magos”, explica Ortiz, oriunda de San Juan, Puerto Rico. “Lo celebramos por tres días”.
Tras mudarse a Kentucky, Ortiz se reunió con sus familiares en Puerto Rico después del Día de Navidad y permaneció allí hasta que terminaron las festividades del Día de Reyes.
La Misa del Día de Reyes, en que tres hombres vestidos como los Reyes Magos llevaron sus regalos al altar, fue la liturgia más hermosa de la temporada navideña que la feligrés de la Parroquia de All Saints de Fort Worth jamás haya presenciado.
“Cuando éramos niños regresábamos a casa de la iglesia y abríamos nuestros regalos”, recuerda Ortiz. “Mi abuelo decía siempre que el nacimiento de mi madre era su regalo de los Reyes Magos”.
Seguir la estrella
Las Sagradas Escrituras nos dicen muy poco acerca de los Reyes Magos que llegaron a Belén desde Oriente para rendir homenaje a Jesús recién nacido. Se desconoce además cuántos visitantes fueron a ver la Sagrada Familia y cuál era su estatus social.
Mateo en su Evangelio no llama reyes a los viajeros, pero los obsequios que le traen al niño Jesús — oro, incienso y mirra — simbolizan riqueza, poder y majestuosidad. La capacidad de los tres reyes para reconocer que había ocurrido un acontecimiento significativo en la historia, debido a la aparición de una brillante estrella en el firmamento, cumple una profecía que se encuentra en el Antiguo Testamento.
“Te inundará una multitud de camellos: llegarán los de Madián y Efá. Los de Sabá vendrán todos trayendo oro e incienso, y proclamando las alabanzas de Yavé”. (Isaías 60, 6)
El oro indica la majestad de Jesús; Él es El Rey; el incienso simboliza Su divinidad, pues se ofrece a los dioses; y la mirra simboliza Su sufrimiento y muerte, que es parte de Su futuro para salvar a la humanidad.
Dos mil años han transcurrido, pero el 6 de enero de cada año se sigue recordando a los Reyes Magos en la Solemnidad de la Epifanía del Señor, por su papel en la historia de la Natividad y la salvación de la humanidad. Es una de las celebraciones cristianas más antiguas que se remonta al siglo II.
Según la tradición cristiana occidental, los doce días de la Navidad comienzan con el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre y culminan el 6 de enero, Día de la Epifanía, con la visita de los Magos de oriente, que fueron los primeros gentiles que presenciaron la revelación y manifestación de Dios a todo el mundo.
“Los Reyes Magos nos muestran que Dios tiene la intención de traer la salvación a todo el mundo y no sólo a un grupo selecto”, señala el Padre Tim Thompson, párroco de la Parroquia de All Saints.
Los estudiosos creen que estos visitantes y testigos de la Natividad eran astrólogos multiculturales que pudieron haber venido de diferentes partes de Oriente.
“Los Reyes Magos estudiaban las estrellas y eso fue lo que los llevó a Cristo”, añade el párroco. “Esto nos dice que Dios actúa de muchas maneras, y a través de muchos medios, para llegar a la gente, incluso a los que no son cristianos”.
La palabra Epifanía significa “manifestación”; y varios momentos de los primeros años de vida y del ministerio de Jesús se consideran “epifanías” de su divinidad. Incluido su nacimiento en Belén, la visita de los Reyes Magos, su bautismo realizado por Juan y su primer milagro en las bodas de Caná.
Recibir regalos
Desde el 1970, los católicos romanos de los Estados Unidos celebran la Fiesta de la Epifanía el primer domingo después del 1 de enero, que en el 2025 se celebrará el 5 de enero.
En muchos países hispanos con profundas raíces católicas, la llegada de los Reyes Magos se celebra con desfiles, comidas tradicionales y regalos.
“Los Reyes Magos le dieron a Jesús sus primeros regalos, por lo que ésa es una gran diferencia entre cómo recibimos regalos en los países latinoamericanos y aquí en los Estados Unidos”, señala Arturo Marrero, empleado diocesano y ex residente de Puerto Rico. “El Día de los Reyes Magos es la celebración más grande de Navidad y comprende muchas fiestas y cantos”.
En la víspera del Día de Reyes, se anima a los niños a llenar una caja de zapatos con hierba, que tradicionalmente se ponía debajo de la cama, para que los camellos coman, una costumbre similar a dejar zanahorias para los renos de Santa Claus.
“Santa tiene más bien un propósito comercial, pero el Día de Reyes es bíblico; así, que se trata de una historia diferente”, enfatiza Marrero.
Las decoraciones que representan a los Reyes Magos se exhiben en los hogares durante todo el año y son parte importante de la cultura puertorriqueña, lo que brinda a los padres la oportunidad de enseñarles a los niños quiénes eran los Reyes Magos, qué llevaron al Niño Jesús y qué significa todo eso.
“Tengo un cuadro de los Tres Reyes Magos con la bandera puertorriqueña en mi oficina”, dice Marrero con orgullo. “Extraño el Día de Reyes, no sólo las celebraciones litúrgicas de la Iglesia, sino también las fiestas que se celebran con familiares y amigos”.
Pedro Moreno, que nació en la ciudad de Nueva York, pero se mudó a Puerto Rico con su familia cuando era adolescente, aprendió rápidamente las ventajas de celebrar las tradiciones navideñas de ambos países.
“Recibimos regalos el Día de Navidad y el Día de Reyes”, Moreno apunta con regocijo. “En nuestra casa funcionaba así: recibías ropa nueva en la Navidad, pero juguetes el Día de Reyes”.
Los obispos de Puerto Rico intentan guiar a sus rebaños hacia una temporada de Adviento adecuada, pero es difícil competir con el entusiasmo que la cultura hispana tiene por la Navidad y el Día de Reyes, añade.
“En Nueva York se veían árboles de Navidad en la acera ya el 26 de diciembre, pero en Puerto Rico la Navidad es una temporada que nunca termina”, continúa diciendo Moreno. “Incluso mientras nos preparamos para el Día de los Reyes Magos, seguimos celebrando con música, cantos y comida”.