El impacto de los monaguillos: Jóvenes reflecionan en el papel y el impacto de servir la Iglesia
“Aunque en algunas ocasiones la tentación se presentaba, realmente nunca quise, ni voy a querer, alejarme de Dios”, comentó Nayeli Arredondo, al hablar sobre el impacto que ha tenido en su vida la experiencia de servir en el ministerio de los monaguillos. Participar en este ministerio no sólo conlleva ayudar al sacerdote, sino también formarse en la fe y adquirir cualidades que serán muy valiosas a lo largo de la vida.
Los niños y niñas de entre 7 y 18 años pueden servir en el ministerio de los monaguillos, siempre y cuando hayan recibido la Primera Comunión. Su función principal es asistir al sacerdote durante la celebración de la misa los domingos, así como cualquier otro día de la semana en sus parroquias.
“Se suele pensar que son los papás los que traen a sus hijos a servir en este ministerio, pero la realidad es que en muchos casos son los mismos niños los que le dicen a sus papás que desean participar en este servicio”, expresó Gabriela Guadarrama, coordinadora de este ministerio de la Parroquia de St. Matthew. Tal es el caso de Isaías Cardona, que decidió servir como monaguillo cuando tenía 9 años y seguir así el ejemplo de sus dos hermanos.
“Me gustaba ver cómo mis hermanos ayudaban al Padre y yo quería hacer lo mismo. Además, me quiero acercar más a Dios y aprender más sobre Él”, añadió Cardona. Por su parte, Matthew Villegas, de 10 años, que lleva dos años sirviendo como monaguillo, expresó su deseo de ser sacerdote en el futuro, y habló cómo esta experiencia le está brindando valiosa formación para servir a Dios y a su pueblo.
Ser monaguillo implica servir a la Iglesia, pero como parte de este ministerio los monaguillos reciben también formación litúrgica y espiritual. “En estos tres años como monaguillo he aprendido a cómo usar los objetos litúrgicos y para qué son cada uno de ellos, el significado de la celebración de la misa y la importancia de escuchar a Dios”, explicó Perla Campillo, que comenzó en este ministerio a los 9 años.
Asimismo, Carol Hernández y Emily Villareal, que sirven de monaguillos en la Parroquia de Our Lady of Guadalupe en De Leon, Texas, expresaron que estar en ese ministerio les ayudó a acercarse más a Dios por medio de la oración y a estar más atentas durante la misa.
El impacto en la fe no se limita solamente a los niños que participan de este ministerio, sino que se extiende también a sus familias.
Raquel Arenas, mamá de Emily Villareal, señaló que desde que su hija comenzó a servir como monaguillo, su familia se ha acercado más a Dios y, desde entonces, acuden con más respeto y fervor a la celebración de la misa.
Del mismo modo, Verenice Guadarrama de la Parroquia de St. Matthew aseveró que, antes de que sus hijos sirvieran en este ministerio, su familia sólo acudía a misa para cumplir con la obligación dominical. Sin embargo, una vez que sus hijos comenzaron a servir como monaguillos todo cambió. “Aprendimos muchas cosas sobre la liturgia, pero, además, como familia, hemos crecido bastante en nuestra fe y en nuestro deseo de conocer y acercarnos más a Dios”, afirmó.
Además del impacto positivo que este ministerio tiene en la fe de los monaguillos y sus familias, sirve también para fomentar cualidades que son valiosas más allá del ministerio.
“Ser monaguillo te enseña disciplina, responsabilidad, compromiso, saber comunicarte, liderear, trabajar en equipo y hablar en público. Me ayudó mucho personalmente, ya que era una niña muy tímida; y al entrar al ministerio, poco a poco, esa timidez fue desapareciendo. Aprendí a no sentirme nerviosa al estar frente a la gente, y eso me ha abierto oportunidades en la escuela y el trabajo”, expresó Guadarrama, que no es sólo la coordinadora del ministerio, pero que además sirvió como monaguillo por 8 años.
Daniel Arreguin, que sirvió como monaguillo en St. Matthew por 11 años, agregó que eso no sólo le ayudó a ser más responsable, sino también a estar más alerta, ser constante y a seguir una rutina. Al mismo tiempo, le ayudó a saber cómo adaptarse a los cambios.
“Al estar en el altar, debes estar siempre atento a las necesidades del sacerdote y a lo que está ocurriendo durante la misa. Esta atención al detalle y la capacidad de adaptación son habilidades que han sido muy útiles en mi vida diaria”, explicó Arreguin.
Arredondo, que sirvió 13 años como monaguillo, compartió que esta experiencia le dio las herramientas para continuar sirviendo a Dios en otros ámbitos.
“El tiempo en este ministerio sembró en mí el deseo de seguir sirviéndole a Dios de otras maneras. Entonces, después de ser monaguillo, entré al grupo de jóvenes adultos y actualmente doy mi servicio como tesorera y formo parte de la junta de coordinación”, comentó Arredondo.
El ministerio de los monaguillos invita a todos los niños y niñas que sientan curiosidad por ayudar en la misa a participar de este ministerio, ya que a través del mismo crecerán no sólo espiritualmente, sino también emocionalmente, y se beneficiarán a sí mismos y a su familia.