Bajo la luz de Cristo
Cuando Nora Fonseca recibió hace un par de semanas una carta de la diócesis pensó de inmediato, “vamos a ver qué nos dice nuestro señor Obispo” y añade que no imaginó que la misma se trataría del reconocimiento de Luz de Cristo para resaltar el compromiso de ella y de su esposo en la vivencia de la corresponsabilidad católica.
Nora y Antonio Fonseca son feligreses de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de Fort Worth desde el 2000 y servidores desde hace 16 años.
El matrimonio Fonseca sirve cada domingo en la Misa de la 1:30 p.m. como acomodadores y son parte del grupo de familias Ángeles de Esperanza, que ayuda a recaudar fondos para niños con cáncer que son atendidos en el Hospital St. Jude. Además, participan en el Ministerio de Adoración Nocturna desde que se formó en su parroquia hace cuatro años.
“Los dos nos quedamos muy sorprendidos. Sin palabras, simplemente agradecidos”, señala Nora. “Nunca hacemos nada en busca de reconocimiento, todo lo hacemos por amor a Cristo que nos ha dado tantas bendiciones. Por eso, saber que pensaron en nosotros es algo muy bonito y especial”, agregó.
La Diócesis de Fort Worth introdujo este año los premios Luz de Cristo para reconocer a individuos laicos que viven los cuatro pilares de la corresponsabilidad: la oración, la hospitalidad, la formación y el servicio. Los sacerdotes de la Diócesis fueron invitados a nominar a un individuo o una pareja de cada parroquia.
Antonio Fonseca apunta que el saber que fueron nominados por su párroco, el Padre Luis Gerardo Arraiza, los llena de gratitud por “fijarse en nosotros”, y agregó que el Fray Capuchino inspira a toda la comunidad “a seguir sirviendo, a ser líderes no sólo en nuestra parroquia, sino también afuera, principalmente en nuestro hogar”.
Nora y Antonio, que cumplirán en agosto sus 25 años de casados, llegan cada domingo a su parroquia con el claro propósito de “que la gente se sienta bienvenida, se sienta en casa y, al mismo tiempo, para ayudar en las necesidades de nuestra parroquia”, aseveró Nora.
Ellos recuerdan sus primeros años en la parroquia cuando llegaban de la mano de sus dos pequeñas hijas para aprender “la fe que muchos otros nos transmitieron y que ahora nosotros seguimos cultivando día tras día para fortalecerla en nosotros mismos y en nuestra Iglesia, que es nuestra comunidad parroquial”. El matrimonio Fonseca inició ‘su camino de servicio’ en el ministerio de Encuentro Matrimonial y durante un tiempo ella fue lectora de la Palabra.
“Muchas bendiciones de Nuestro Señor nos han llegado juntas de un mes para acá”, resaltó Antonio. El nacimiento de su primera nieta, la notificación de su estatus migratorio y el anuncio del premio Luz de Cristo.
“Gracias a Dios, nos pudimos hacer residentes de este país. La residencia nos llegó el mismo día que nació nuestra nieta”, exclamó con regocijo y agregó que tras emigrar hace 29 años de su natal Guanajuato, “voy a poder ver a mis hermanas, que no las he visto en todos estos años”.
“Nuestra fe es lo que nos mueve, es lo que nos lleva a seguir adelante”, asevera Nora Fonseca, quien junto a su esposo e hijas nunca encontró obstáculos para compartir su tiempo, trabajo y fe con los demás. “El Señor nos dejó el Jueves Santo la Eucaristía y el servicio”, dijo y apuntó con alegría que su hija Ariana, de 18 años, ha seguido sus pasos en el ministerio de hospitalidad, mientras que su hija mayor Valeria, de 24 años, de pequeña fue monaguillo y ha sido catequista hasta hace poco que nació su bebé.
Nora, que es originaria de Tamaulipas, México, asegura que al ellos recibir el premio “Luz de Cristo”, será como si se lo entregaran a toda la comunidad parroquial. “A través de nosotros este premio va a toda nuestra comunidad porque nuestra comunidad tiene mucha gente que es ‘luz en el camino’, tanto los servidores como los parroquianos que llegan cada domingo”, enfatizó, “con este premio ellos son también reconocidos”.
Wendy Collins, la Directora de Corresponsabilidad y Relaciones Parroquiales para la Fundación de Avance, dijo que el fin del reconocimiento Luz de Cristo es “traer conciencia sobre los discípulos que se encaminan en una forma de vida de corresponsabilidad”.
Los homenajeados y sus párrocos están invitados a participar de la ceremonia de premiación el 25 de junio, donde el Obispo Michael Olson les entregará un recordatorio como señal de apreciación por su corresponsabilidad.
Otros eventos diocesanos que fomentan la corresponsabilidad incluyen el Día Diocesano de Corresponsabilidad, que se lleva a cabo en la primavera y el Domingo de Corresponsabilidad, que se celebra el 16 de octubre en todas las parroquias. “Se trata de un enfoque consciente de la corresponsabilidad que acrecienta el agradecimiento por los dones recibidos de Dios y lleva los discípulos más cerca a Cristo”, agregó Collins.
“Nuestra fe es lo que nos mueve y es lo que nos lleva a seguir adelante”, dijo Nora. Recalcó que la fe es un don de Dios y que es, a través del servicio, que se cultiva y crece.
“Seguiremos sirviendo con la esperanza de que el Señor nos siga indicando el camino como nos lo ha indicado hasta ahora”, aseguró el matrimonio Fonseca sobre su vivencia de la corresponsabilidad.