Pastor de All Saints: Conozca al Padre Miguel Ángel González López
Desde hace seis meses el Padre Miguel Ángel González López, TOR, es el administrador parroquial de la Iglesia de Todos los Santos de Fort Worth. Desde su ordenación sacerdotal en el 2005 es la primera vez que sirve en la Diócesis de Fort Worth.
Oriundo de la Ciudad de México, el Padre González López, de 50 años, es un sacerdote franciscano de la Tercera Orden Regular de Penitencia de San Francisco (TOR) y se regocija en servir a una comunidad multi-cultural que busca a Dios en todos los sentidos.
Llamado vocacional
Desde su juventud buscó su lugar en la Iglesia; poco a poco, fue escuchando el llamado de Dios al sacerdocio hasta darse cuenta de que quería ser sacerdote “para llevar a los jóvenes hacia Dios. A los que, como yo en ese momento, estaban buscando a Dios”.
El Padre Miguel Ángel entró al seminario a los 25 años y fue en la experiencia penitencial de la Orden Franciscana TOR, donde descubrió que quería servir al pueblo de Dios. “Necesitamos primero la conversión de nosotros mismos para entonces, a través del ejemplo, dirigir a la comunidad para encontrarse con un Dios vivo” dijo.
Lazo entre Dios y la comunidad
Realizar el ministerio pastoral para los creyentes del Norte de Texas, ha representado “una experiencia verdaderamente placentera, porque ha sido entregarnos a un servicio de una comunidad multi-cultural donde las exigencias van cambiando y se da la respuesta en base a esas exigencias”, dijo y agregó que “es una satisfacción irlos sirviendo al mismo tiempo que me voy integrando junto con ellos a la comunidad.”
La comunidad de la Iglesia de Todos los Santos es mayormente una comunidad de migrantes, que vive “una fe más intensa. Se encuentran en la búsqueda de ese consuelo por todo lo que han dejado, y la esperanza de una estabilidad en Dios,” señaló enfatizando su deseo de ser “verdaderamente ese lazo entre Dios y la comunidad”.
Consagrado a María Santísima
Ya sea en febrero, celebrando la Virgen de Lourdes, en mayo por ser el mes Mariano, en agosto rezando el Santo Rosario, o en diciembre celebrando a María de Guadalupe, el Padre Miguel Ángel celebra todo el tiempo a la Virgen María. “Me gustan mucho las fiestas marianas e invito continuamente a la comunidad a seguir participando”, aseguró.
“Mi consagración en el servicio a Dios a través de mi orden como franciscano, es María Santísima”, señaló el Padre Miguel Ángel, “Ella es la guía, el modelo que nosotros tenemos que ir siguiendo como Iglesia, y como Ella, poder encontrarnos con Cristo, no un Cristo sufriendo solamente, sino también un Cristo vivo, que vive entre nosotros y que compartimos”.
Comprometido con la juventud
Antes de las medidas adoptadas frente al COVID-19, el Padre Miguel Ángel tenia planeada “La Semana de la Juventud Hispana”, durante esta Cuaresma, con Misas, Horas Santas, charlas y dinámicas.
Aunque las actividades se cancelaron, no su compromiso para que los Jóvenes perseveren en la fe. “El joven busca mucho a Dios, lamentablemente la sociedad ha encontrado muchos ‘dioses’ como modelos de vida, donde el joven se ha ido deteniendo”. Por eso, asevera, “tenemos que buscar esa alegría del joven dentro de nuestra Iglesia, para que ellos puedan verdaderamente encontrarse con Dios.”
Dios es su fuerza, la oración, su recurso
Para el Padre Miguel Ángel, su sacerdocio se nutre día a día gracias a la oración. Por eso, señala que, por consiguiente, su servicio al pueblo de Dios es un reflejo de su amor a Dios.
“Una parte importante para nosotros los sacerdotes es la oración. Dios nos va abriendo las puertas para seguir creciendo, para seguir fortaleciendo nuestro espíritu, nuestra vida, para servirle con amor”.
Respuesta en tiempos del COVID-19
Como sacerdote, las medidas para combatir el COVID-19 han representado un reto para hacer que la gente sienta realmente el amor de Dios. “Ha sido un reto bastante fuerte porque la gente no ha querido salir, quienes salen, salen con miedo y hoy más que nunca hay que hacerles sentir esa paz, esa tranquilidad de Dios”, dijo el Padre Miguel Ángel.
A partir del 15 de marzo, por el bien de los fieles y siguiendo las directrices de las autoridades civiles y de la salud, el Obispo Michael Olson redujo la asistencia a las Misas a 250 personas. Posteriormente, el 22 de marzo, en respuesta a la emergencia, las Misas comenzaron a puerta cerrada, transmitiéndose en vivo por internet. La Semana Santa también fue observada con las iglesias a puerta cerrada.
El Padre Miguel Ángel enfatizó que hemos de alimentarnos del Cuerpo de Cristo y mantenernos en oración, “éste es el momento de vivir las tres virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad”. El Padre Miguel Ángel da consejos prácticos para practicarlos en medio de las medidas contra el coronavirus.
Fe: Tener confianza en ese Dios que hemos descubierto a lo largo de nuestro caminar histórico. Saber que Dios nos revela siempre tiempos mejores.
Caridad: Muchos de nuestros fieles viven tiempos difíciles en la economía. Hay que tener una caridad abierta, y sentir la presencia de Dios, compartiendo lo que tenemos con quienes tenemos cerca. Además de no hacer compras de pánico donde algunos lo acaparamos todo, y dejamos a los demás sin nada.
Amor: Evitar los regaños o castigos en momentos ásperos en los que se nos acaba la paciencia, por pasar más tiempo en casa con el esposo, la esposa y los hijos, y transformarlos en amor. Es encender ese amor de Dios en nosotros.