Rezando por la fe de la juventud

North Texas Catholic
(8 de noviembre de 2023) Noticias-Locales

Los jóvenes meditan durante la misa del Welcome Retreat el 18 de septiembre. (NTC/ Juan Guajardo)

Garrett Martin asistió a una escuela católica de varones durante la mayor parte de su niñez y adolescencia, pero esto no previno que se alejara de practicar su fe en la universidad. El nativo de Missouri ya se sentía un poco resentido con Dios debido a que un ascenso en el trabajo de uno de sus padres hizo que la familia se tuviera que mudar a Chicago y él tuvo que dejar atrás a sus amigos de la escuela secundaria. Al assistir a Michigan State University se sintió aún más alienado y solo, ya que la bebida, las fiestas y la vida de fraternidad tuvieron prioridad sobre cualquier cosa que pudiera estar relacionada con su fe y la Iglesia.

“Dediqué gran parte de mi tiempo a muchas actividades egoístas”, admitió el joven de 28 años que continuó con ese estilo de vida aún después de tomar un internado de trabajo en Fort Worth tras graduarse de la universidad.
 
Sin embargo, un día, al despertarse con una fuerte resaca un sábado por la mañana, reflexionó y se replanteó el rumbo de su vida.
 
“Sentado en la cama, me di cuenta de que tenía que haber algo más en la vida que salir con amigos y beber hasta embriagarme”, dijo el analista de negocios. “Fue un gran momento de luz que inició mi retorno a la fe”.
 
Fue a Misa al día siguiente en la Catedral de St. Patrick, donde se sentó en el último banco y se empapó de los rituales que ya conocía.
Garrett Martin se encuentra ante la Catedral de San Patricio en Fort Worth. (Foto de cortesía/Garrett Martin)
 
“Pasé los siguientes cinco o seis meses rezando mucho y tratando de reconectarme con mi fe”, recordó Martin.
 
Comparte hoy día en la actualidad su jornada de regreso a la fe con los adolescentes de la Parroquia de St. Andrew de Fort Worth.
 
“Quiero evangelizar a los jóvenes y compartir con ellos algunas palabras de sabiduría antes de que se vayan a la universidad”, agregó el líder juvenil. “Viví el estilo de vida de las fiestas y la bebida; y quiero decirles que no sigan ese camino pecaminoso”. 
 

¿Por qué los jóvenes se van de la iglesia?

La historia de Martin es actualmente bastante común entre los jóvenes. Las estadisticas muestran una disminución de la membresía de las iglesias en todas las denominaciones. La Iglesia Católica experimenta la pérdida más pronunciada. El por ciento de católicos pertenecientes a una parroquia se redujo del 76 % en el 2000 al 58 % en el 2020. Según la empresa Pew Research, ocho de cada diez personas que abandonan la fe lo hacen antes de cumplir sus veintitrés años.
 
No se trata de adultos estadounidenses de mediana edad descontentos con los cambios que resultaron del Concilio Vaticano II, afirma Brandon Vogt en su libro publicado en el 2015, “Return: How to Draw Your Child Back to the Church” (“Retorno: Cómo lograr que sus hijos regresen a la Iglesia”).
 
“En estos momentos son adolescentes y adultos jóvenes desencantados los que están abandonando la Iglesia”, escribió. “Ellos están en las redes sociales todos los días, pero hay un lugar en el que no están: las iglesias”.
 
Estudiantes de UTA se ríen de un chiste de la oradora Hermana María de la Trinidad (no se muestra) durante el Retiro de Bienvenida el 18 de septiembre. (NTC/Juan Guajardo)
Son muchas las razones para rechazar la fe, pero se reducen mayormente a dos hallazgos principales, según Vogt. La gente simplemente se aleja de la religión o se va por razones espirituales y teológicas específicas.
 
La desconfianza general hacia las instituciones, las figuras de autoridad y la jerarquía de la Iglesia impide que algunos jóvenes sigan cualquier tradición religiosa. Estos adultos no afiliados se denominan los “ningunos” (“nones”, en inglés) porque marcan la casilla “ninguna” en los formularios que se les pregunta acerca de su preferencia religiosa.
Jeff Hedglen, que es ministro experimentado de jóvenes y adultos jóvenes, tanto a nivel parroquial como diocesano, ve una dicotomía cuando se trata de los millennials y la Iglesia. 
 
“Según mi experiencia, hay en estos momentos un pequeño porcentaje de adultos jóvenes católicos que están muy involucrados en la Iglesia. Los que están adentro, están completamente adentro”, explicó el director del ministerio de jóvenes del campus de la Universidad de Texas de Arlington. “Sin embargo, tengo que también señalar que cuando están fuera de la Iglesia, están completamente fuera”.
 
Los católicos jóvenes que están seriamente comprometidos van a Misa una o más veces a la semana. 
 
“Y otros no van nunca”, señaló Hedglen. 
 
Los estudiantes de UTA visitan la Iglesia de San Pedro en Lindsay, una parroquia histórica y construida por inmigrantes alemanes, el 18 de septiembre durante el Retiro de Bienvenida. (NTC/Juan Guajardo)
“Un número creciente de jóvenes de los Estados Unidos se consideran espirituales, pero no religiosos”, agregó.
 
“Una de las razones es que la religión conlleva seguir reglas, pero muchos jóvenes no quieren lidiar con reglas”, explicó. “Quieren vivir su propia vida, y a su manera”, afirmó. 
“Otro factor es que se ha ido desarrollando poco a poco un cambio de actitud hacia la atracción por personas del mismo sexo que está contribuyendo también al creciente número de “ningunos”, según Hedglen. Los jóvenes aceptan mucho a los compañeros que son diferentes a ellos, especialmente aquéllos que se identifican como LGBTQ. 
 
“Las religiones organizadas no apoyan esto; y ésta es una de las razones por las que los jóvenes desconfían”, comentó Hedglen. “No entienden por qué la religión organizada no puede aceptar la homosexualidad. Eso es lo que están pensando; y lo que pasa por la mente de los adultos jóvenes que no quieren pertenecer a la Iglesia”. 
 
Un estudio reciente de Pew Research sobre el panorama religioso cambiante de los Estados Unidos encontró que por cada persona que se convierte al catolicismo, aproximadamente 6.5 personas abandonan la Iglesia. No obstante, el ministro del campus universitario ve signos de esperanza en su propia comunidad estudiantil. Al menos una persona se ha convertido y unido a la Iglesia Católica o ha sido confirmada en cada uno de los veintiún semestres que Hedglen lleva en la Universidad de Texas de Arlington. 
 
“Sucede todo el tiempo, pero no en grandes cantidades”, observó Hedglen. “Basado en mis conversaciones con ellos, veo que la principal razón para convertirse es que sentían que la vida que vivían ya no tenía sentido. “Hay una profunda hambre espiritual que los llama, incluso entre las personas que no asisten a la Iglesia”.
 
 

Un sentido de pertenencia 

 
Es palpable la falta de participación en la Iglesia entre los jóvenes de escuela secundaria y edad universitaria, pero el deseo de no ir a Misa puede comenzar ya en el cuarto y quinto grado, señaló Victoria Ramón, la Directora Diocesana del Ministerio de jóvenes, adultos jóvenes y universitarios.
 
“Tiene mucho que ver con los padres que no practican su fe en casa. Ir a misa es impredecible debido a los deportes y las ligas a las que pertenecen”, explicó. “No es una prioridad para ellos”.
 
Al mismo tiempo que la asistencia a las cosas de la Iglesia disminuye, los estudiantes de intermedia y secundaria están en la edad que comienzan a hacerse preguntas fundamentales como: ¿Cuál es nuestro propósito en la vida? ¿De dónde venimos? ¿Qué creemos?
Es sumamente importante que los jóvenes sepan que pueden acudir a la Iglesia en busca de respuestas.
 
“Ellos son parte de nuestra Iglesia. Es su familia”, enfatizó la Directora. “Rezo con gran esperanza para que la comunidad de personas mayores en nuestras parroquias dé una calurosa bienvenida a los adultos jóvenes que ingresan o regresan a la Iglesia”.
 
Hay que dar cabida a los católicos más jóvenes en los consejos parroquiales y otros roles de liderazgo en la parroquia. Esto puede inspirar a otros jóvenes a involucrarse y seguir participando de forma activa.
Samantha Paxton ora durante una Misa celebrada por el Padre Kyle Walterscheid en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz el 14 de septiembre en la Parroquia San Juan Pablo II. Después de la misa de la mañana, estudiantes y familias se unieron al P. Walterscheid en una procesión eucarística en el campus de la Universidad del Norte de Texas. (NTC/Juan Guajardo)
 
“Sus nuevas ideas y la perspectivas en su forma de pensar son diferentes de las que tiene la población envejeciente de la Iglesia”, señaló Ramón. “Necesitamos a los jóvenes para guiar a la Iglesia hacia el futuro”. 
 
 

Ser auténticos 

 
Cuando se les pregunta a los jóvenes por qué no asisten a los servicios de la Iglesia, la respuesta que el Diácono Benjamin Grothouse escucha con mayor frecuencia se centra en la autenticidad. Las almas jóvenes impresionables ven personas que dicen ser cristianas, pero no actúan como Cristo.
 
“Si el testimonio que damos no es auténtico y no muestra una vida que ha sido transformada y convertida a la de Jesucristo, entonces somos solamente parte de una vieja tradición”, explicó el Diácono. “No ven el amor que debería mostrarse cuando se vive auténticamente la fe católica, por lo que los jóvenes se apartan de la Iglesia, especialmente si su fe es débil”.
 
Formarlos en la fe desde temprana edad es muy importante. Mantenerse al tanto con los adolescentes y sus necesidades es, sin duda, más desafiante.
 
“Nunca fuerces a alguien a creer en algo. Ésa no es la manera de ganarse los corazones y almas de los jóvenes”, advirtió el joven de 27 años que está en su último año de estudios para ordenarse como sacerdote. “Se comienza con la educación, pero lo más importante es mostrarles a Jesucristo a través de nuestras acciones y de cómo oramos. Es fundamental construir una auténtica vida de oración en el hogar”. 
 
 

Rezar como Santa Mónica

Millions of Monicas es un ministerio de oración nacional que brinda a las familias la oportunidad de orar juntos por sus hijos que han abandonado la fe. Madres, abuelas, tías y madrinas se reúnen una vez a la semana frente al Santísimo Sacramento para orar no sólo por los miembros de su familia, sino también por su propio crecimiento en la santidad. La patrona del ministerio es Santa Mónica, cuya oración y ejemplo llevaron a su esposo pagano al cristianismo y a su hijo, San Agustín, a la conversión.
Un miembro del ministerio Millones de Mónicas en la Iglesia San Martín de Porres en Prosper sostiene un crucifijo mientras medita por la fe de la juventud 9 de agosto de 2023. (NTC/Juan Guajardo)
 
La Parroquia de San Martín de Porres de Prosper se convirtió en julio de este año en el primer capítulo de Millions of Monicas de Texas. Los participantes se reúnen todos los miércoles de 2:30 p.m. a 3:30 p. m. en la capilla para participar de la Misa diaria.
“No se trata de buscar consejos ni de un grupo de apoyo; nos reunimos sólo para orar en silencio”, explicó la organizadora Eileen Keller.
 
Con la excepción de un canto de apertura y otro canto al final, la única palabra pronunciada es una oración con la intención del día. No se hace ningún otro compartir.
 
La Hora Santa ha atraído visitantes de Sherman, Denton y Luisiana.
 
“Poder rezar e interceder por nuestros hijos y los hijos de otras personas es algo muy necesario en nuestra Iglesia, y estamos viendo los frutos de esto”, dijo la madre de dos hijas. “La gente viene aquí con una sonrisa en la cara y llena de esperanza en el corazón. Están muy agobiados, pero encuentran paz y alegría”.
 
Durante la oración intercesora silenciosa el 9 de agosto en la reunión Millones de Mónicas de la parroquia San Martín de Porres de Prosper, una madre eleva a su hijo a Jesús y otras dos madres oran en silencio por ella y su hijo. (NTC/Juan Guajardo)
 

Brindar apoyo

Gabe Gutiérrez trata de motivar a los estudiantes de Texas Christian University (TCU, por siglas en inglés) a involucrarse en la fe sin presionarlos a través de diversas actividades, como, por ejemplo, una noche de trivia que fomenta el sentido de comunidad. Pese a que están inmersos en las redes sociales y la tecnología, muchos estudiantes se sienten muy solos.
 
“Es una generación más conectada que nunca en la historia de la humanidad, pero esas conexiones no son personales”, explicó Gutiérrez que dirige el ministerio universitario. “Si se agrega a eso la desconfianza que tienen de las instituciones, se tiene entonces la tormenta perfecta de personas solitarias que no saben a dónde acudir”.
 
Si no fuera por estas actividades, la mayoría de los estudiantes no entrarían nunca al Centro Católico Newman de TCU.
 
“Puede ser intimidante, por lo que hay que estar dispuesto a ofrecerles apoyo, compartir la fe y llegar a las personas en el punto que se encuentran en la vida”, dijo. “Empieza con establecer una conexión y luego invítalos a algo más profundo como la Misa o el estudio bíblico”.
 
Gutiérrez y su hermano Tony, que es maestro de escuela católica y pasado editor asociado de North Texas Catholic, son católicos comprometidos. A menudo, la gente le pregunta qué los mantuvo activos en su fe. 
 
“Mi mamá rezaba el Rosario todas las noches por mi familia”, reveló Gutiérrez. “Veo nuestra participación en la fe como el fruto de sus oraciones”.
 
Él anima a los padres a seguir el ejemplo de Santa Mónica. 
 
“Sed persistentes en la oración”, instó. “Además, vivan su fe. Si quieren que sus hijos sigan siendo católicos, ustedes han de practicar la fe y nunca dejen de invitarlos a unirse a ustedes para rezar y asistir a Misa”.

Samantha Paxton ora durante una Misa celebrada por el Padre Kyle Walterscheid en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz el 14 de septiembre en la Parroquia San Juan Pablo II. Después de la misa de la mañana, estudiantes y familias se unieron al P. Walterscheid en una procesión eucarística en el campus de la Universidad del Norte de Texas. (NTC/Juan Guajardo)

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